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16 jun 2009

Un poco de historia y nuestra razón de ser

Desde que la primera serie de dibujos animados japoneses vio la luz en los lejanos años sesenta (鉄腕アトム, conocido luego como Astroboy) , occidente no pudo resistirse a los encantos de un estilo de animación con argumentos diferentes y con una historia serializada. Así pues, desde ese entonces, decenas de series fueron dobladas del japonés a diferentes idiomas ante la demanda por esta nueva forma de entretenimiento.

Es indudable que gran parte de las series de animación japonesa se han basado en cómics o manga (漫画), como son conocidos en Japón. En concordancia la gran tirada semanal que pueden llegar a tener las publicaciones especializadas en cómics en Japón (1), un gran número de series de dibujos animados surgen año tras año en el país oriental, siendo la mayoría de estas desconocidas a los ojos de los consumidores occidentales. a la imposibilidad de poder doblar tal cantidad de producciones y a lo arriesgado que podría ser traer productos que, originalmente, no fueron pensados para el público occidental.
De este modo, la gran mayoría de series de dibujos animados japoneses no pudieron ser difundidas en occidente, ni mucho menos en los países en vías de desarrollo, donde Latinoamérica aporta una gran cuota.

Desde el comienzo de este siglo, el acceso a la Internet ha ido creciendo a un ritmo nunca antes visto, permitiendo el acceso e intercambio de todo tipo de información entre usuarios que lograron ver que existían contrapartes con las que podían compartir sus gustos y preferencias.
Es así que miles de personas, ávidas de poder disfrutar de los grandes y no tan grandes productos de la animación japonesa antes de que fueran doblados a su lengua materna (cuyo proceso podría tardar años), decidieron organizarse para traducirlas. Hoy en día no se necesita más que una conexión a Internet y una computadora con programas gratuitos y fáciles de utilizar para emprender esta tarea. Gracias a esto, surgió una gran cantidad de grupos especializados en subtitulación, conocidos como Fansub. El problema es que, muchas veces, al ser un trabajo gratuito (y por esto, es una labor admirable), los productos traducidos no tienen calidad (faltas ortográficas, mala traducción, entre otros). Por otra parte, muchos grupos de traducción (que aparte de animación, también incluyen cómic), hacen un trabajo estupendo que deja asombrados a más de uno, teniendo en cuenta que es un trabajo sin fines de lucro. Así pues, ante la carencia de evaluadores objetivos de la calidad que hagan públicas sus opiniones, y ante lo relativamente costoso que puede ser evaluar la calidad individualmente, el consumidor terminará conformándose con productos mediocres, que incluso pueden llegar a hacer parte de una colección de anime o manga.

El objetivo de Quality Hunters será pues, generar un espacio en el que el consumidor de los productos provenientes del creciente universo de Fansubs pueda obtener información para escoger productos que puedan ser dignos de ser coleccionados o, simplemente, disfrutados con la seguridad de que se está accediendo a la mejor calidad posible. Con esto también se esperará que los grupos de traducción de animación o cómic japoneses hagan un esfuerzo para mejorar la calidad de sus trabajos, y al mismo tiempo, los fanáticos puedan obtener productos de mejor calidad.

Dicho esto, es evidente que la mayor preocupación de Quality Hunters es el fanático o consumidor de animación, que es la pieza clave en el mundo de la subtitulación. Por esa razón, nuestro lema se ha convertido en “Mereces la mejor calidad que existe.

(1) Marc Bernabé menciona que para 1989 cerca del 40% de la producción editorial de Japón consistía en Manga. Aparte de eso, también menciona que más de 10 revistas de manga pasan del millón de ejemplares semanales en Japón.
Bernabé, M. (2006). Japonés en viñetas. Norma Editorial. Barcelona.

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